Lo que ocurre con los poemas de Maricarmen es lo que pasa con toda la buena poesía: nos enamoramos de ellos, los sentimos como experiencias personales, nos los llevamos a nuestra propia vida y si quisiéramos explicar por qué lo hacemos no seríamos capaces porque cada uno de ellos contiene una perla, un misterio que dura lo que la lectura de cada poema y que se nos escurre una vez lo terminamos.

Del prólogo de Gloria Fortún

Ahora que no canto es el primer rugido de una poeta que se sabe herida, doméstica, poderosa. Maricarmen Peñalba Rodríguez escribe desde la periferia y desde el cuerpo, desde la risa, el duelo, la cocina, la cama, el espejo. Cada poema es un gesto de supervivencia íntima y feroz.

Este libro es un manifiesto cotidiano: un canto que se entona, aunque ya no se cante, una forma de volver a mirarse y nombrarse incluso cuando todo parece empujarnos al silencio. Hay en estos versos ternura, ira, humor, deseo, cansancio, lucidez. Hay belleza también, incluso en lo más roto.

Ahora que no canto es un poemario para quienes han aprendido a vivir entre fogones, diagnósticos y sueños, para quienes resisten y se abrazan con palabras. Una voz nueva, brillante y verdadera, que nos recuerda que «un tsunami en la cacerola / me recuerda que el mar existe». Ahora que no canto es un libro profundamente íntimo, lúcido y visceral, en el que Maricarmen Peñalba Rodríguez convierte lo cotidiano —la casa, el cuerpo, la tristeza, la enfermedad, el deseo— en materia poética. Su lenguaje es cercano y a la vez afilado, con imágenes potentes y una sensibilidad muy honesta, muy encarnada.